Kiev dice haber destruido con drones aviones rusos MiG-31 y Su-30/34
Nuevo ataque con drones ucranianos habría golpeado una base rusa a 500 km del frente
En la madrugada del 9 de junio, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, en coordinación con otros componentes de las Fuerzas de Defensa, habrían ejecutado un ataque con drones contra la base aérea rusa de Savasleyka, situada en la región de Nizhni Nóvgorod. Así lo informó el Estado Mayor General de Ucrania a través de sus canales oficiales, afirmando que la operación resultó en la destrucción de al menos dos aeronaves militares rusas.
Según el comunicado, el aeródromo es utilizado habitualmente para lanzar operaciones aéreas contra territorio ucraniano y alberga de forma regular cazas MiG-31K, configurados como vectores de los misiles hipersónicos Kh-47M2 "Kinzhal". Aunque no se brindaron imágenes de verificación ni se especificaron detalles técnicos del ataque, las autoridades ucranianas indicaron que las aeronaves impactadas serían un MiG-31 y un Su-30 o Su-34.
De confirmarse, el ataque representaría una nueva demostración de la capacidad ucraniana para penetrar en profundidad el espacio aéreo ruso utilizando medios no convencionales. Las operaciones con drones de largo alcance se han convertido en una herramienta central de la estrategia de desgaste ucraniana, como quedó evidenciado recientemente en la operación "Telaraña", una ofensiva sin precedentes en la que habrían sido alcanzadas cuatro bases aéreas rusas —Olenya, Belaya, Diáguilevo e Ivanovo— mediante el uso de drones FPV escondidos en camiones.
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En aquella acción, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) logró destruir o dañar docenas de aeronaves, incluyendo bombarderos estratégicos Tu-95MS, Tu-22M3 y al menos un avión de alerta temprana A-50. Según fuentes OSINT, el ataque habría comprometido buena parte de la flota de Tu-95, portadores clave de los misiles de crucero Kh-101 y Kh-555, lo que implicaría un serio golpe a la capacidad rusa de proyección estratégica.
La base de Savasleyka se encuentra a más de 500 kilómetros del frente, lo que subraya nuevamente la creciente profundidad operativa de las unidades ucranianas. En operaciones previas, drones lanzados desde posiciones camufladas o contenedores civiles han logrado evadir los sistemas de defensa aérea rusos —como el Pantsir-S1 y el S-400— aprovechando ventanas de baja vigilancia y limitaciones en la respuesta electrónica integrada.
Por su parte, fuentes rusas en canales de Telegram han negado categóricamente las afirmaciones ucranianas, asegurando que no se registraron daños materiales ni pérdidas en la base. Hasta el momento, el Ministerio de Defensa de Rusia no ha emitido una declaración oficial al respecto.
Sin imágenes satelitales o evidencia visual verificable, la afirmación del Estado Mayor ucraniano no puede ser confirmada de forma independiente. Sin embargo, en el contexto de una campaña sostenida de ataques de precisión contra objetivos de alto valor, la mera plausibilidad técnica del golpe en Savasleyka refuerza la percepción de vulnerabilidad creciente en la retaguardia aérea rusa.
Mientras la información se confirma o refuta mediante fuentes independientes, el episodio subraya una vez más el papel protagónico que los drones —baratos, precisos y difíciles de interceptar— han adquirido en el nuevo campo de batalla aéreo del siglo XXI.
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